sábado, 11 de marzo de 2017

Roma no paga traidores

CAPITULO 6

A los dos días de navegar, llegaron a Alejandría, famosa por Faro, su palacio de los reyes Ptolomeos (cuyo última) representante fue Cleopatra VII, el templo de Neptuno y el “Serapeion” (la plaza más grande de Alejandría coronada por la columna de Pompeyo).
El barco llegó a puerto y Mario, Claudia, Estéfanos y su esclavo Mario abandonaron la nave.
Claudia se entretuvo mirando unas telas en el mercado del puerto, y enseguida marcharon hacia el palacio real de los Ptolomeos.
En el trayecto les llamó la atención que las puertas se abrieran hacia fuera y que los templos tuvieran trece escalones y no doce como era tradicional en Roma.
Mientras se dirigían al palacio real donde les esperaba el gobernador, Claudia se interesó por  las circunstancias de la muerte de Cleopatra y la famosa biblioteca de Alejandría que ardió  hacia ya varios siglos.
Estéfano les estuvo aclarando cuestiones sobre la muerte y sobre el incendio de la biblioteca.
Por fín llegaron al palacio, y una vez vencida la superstición de los trece escalones accedieron a él por la puerta de servicio.

CAPITULO 7

 Claudia quedó alucinada al ver el reluciente palacio de mármoles y espejos y pensó que esas paredes habían sido testigos de los momentos más importantes vividos por Cleopatra.
Se lavaron los pies antes de entrar en la sala de audiencias de la que se desprendía un fuerte olor a una resina contra los insectos.
Lucio Gelio parecía un faraón que imitaba a Tiberio.
Se decía que había llegado al cargo de manera sucia comprando votos.
Al ser gobernador tenía la posibilidad de amasar una gran fortuna. Se podía apreciar su riqueza tanto en los anillos como en la toga que vestía, propia de los cónsules, o en la silla que se sentaba que era como un trono.
Estéfanos ( el griego) presentó a Mario, a Claudia y al esclavo al gobernador.
Primero brindaron con vino de cebada.
Se trataba de resolver el jeroglífico de la tumba de una adivina llamada Benerice.
Gelio no era supersticioso y no sabía por qué Tiberio tenía tanto interés en este tema.
Estéfanos le aclaró que era porque ya habían muerto dos personas.
Uno de los fallecidos era Petorisis, un calígrafo que había hecho un papiro descifrando el jeroglífico en la tumba de Benerice.
El otro de los fallecidos era Siamon, uno de sus ayudantes, que se supone que había asesinado a Petosisris para robarle el papiro; pero éste a su vez fue asesinado en el teatro justo antes de poder reunirse con Estéfanos.
Siamon era socio de Amasis pero lo despistó para quedarse él solo con el papiro y extorsionar al César.
Lo que ocurrió seguramente es que Amasis encontró a Siamon y lo asesino para robarle el papiro donde Benerice adivinaba el futuro y Tiberio quería saber qué había detrás de cada uno de sus súbditos para quedarse tranquilo.
La cuestión era buscar a Amasis.
Estéfano quiso visitar la tumba de Benerice y LUCIO Gelio les dijo que la mejor forma de llegar era por el Nilo.
EL griego pidió discreción en el asunto y buscó una tripulación de nativos. También iba a llevar un documento para exculpar a Lucio en el caso de que pasara algo.
No se quedaron a comer porque Estefanos quería estar presente en la momificación de Petosiris.
Manio pensaba que la decadencia de Egipto se debía al maltrato que se daba a los difuntos pero Estefanos le dijo que más bien se debía a los malos gobernantes que habían tenido.

Roma no paga traidores.

CAPITULO 4

La primera y ultima vez que que Manio había visto a Tiberio
fue en su casa de Misene.
Emprendieron su viaje hacia Capri.
Manio pregunto que por que Tiberio vivía obsesionado por la seguridad y que 
porque temía un atentado contra el.
Manio se encontró a Tiberio y con la guardia pretoriana,
con este inicio una conversación
acerca de la cabellera de Berenice.
Tiberio pregunto a Estefanos ( EL GRIEGO)
que quien era aquel chico con el que estaba hablando
Tiberio nombro a Manio ayudante de Estefanos.
Tiberio les preginto a Manio y a Estefanos
acerca de el papiro de petosiris. Estefanos 
le dijo a Tiberio que antes de morir Siamon
escribio su nombre en el suelo.
Tiberio manda a Estefanos y a Manio
viajar a Ejipto
para encontrar al ayudante de petosiris llamado Amasis
y aberiguar tambien lo que hay escrito en 
la tumba de Berenice y así descubrir porque el caligrafo
 muerto escribio el nombre de el emperador antes de 
ser asesinado.
CAPITULO 5

Mario, Claudia y Estéfanos fueron invitados por Tiberio a su barco.
Se dirigían a Egipto para averiguar lo que había escrito en la tumba de BERENICE.
A Estéfanos le acompañaba un esclavo.
Mario se interesó por este misterioso hombre. Era un prófugo de la justicia que había sido condenado por un crimen que no había cometido.
Mario y este prófugo que se llamaba Mario Escauro Censor entablaron una buen amistad.

Roma no paga traidores

PERSONAJES

Manio: joven de 19 años, esta casado con Claudia, es caballero y su padre fue asesinado.

Claudia: joven de 18 años, esta casada con Manio, es hermosa, tenía fuerte carácter.

Estéfanos: fue maestro de Claudia, es un adulto, lleva una vestimenta griega y su rostro es cubierto por una barba, dando un aire a griego y ayudó a Manio a resolver el misterio de como murió su padre.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Roma no paga traidores

CAPITULO 2

Tras la boda y ya en Pompeya observaron que la ciudad era muy bonita y además era primavera. Más tarde se fueron al teatro, las obras allí eran muy difíciles de entender.

Después un hombre gritó:¡este señor está muerto!, entonces la policía acudió. Manío pensó que era parecido al asesinato de su padre y pidió permiso para saltarse el cordón policial. El hombre que se había muerto era griego y se llamaba Simeaon. Después llegó Estéfanos (el griego). Estefanos atravesó el cordón policial sin importarle las palabras del jefe de policía.

En el suelo había escrito un jerogrífico, César Tibereo. Después de todo lo sucedido, Manío fue a ver a Claudia a su casa. Cuando la noticia llegó a los oidos de Tibireo, ordenó descifrar los jerogrificos. El calígrafo quería ver a Manío, mientras Claudia y Tibireo decidieron recluirse en Rodas. ¿Porqué en Rodas?, preguntó Claudia. Porque era el lugar más dulce y acogedor que habían conocido nunca. Y Manío dijo:"si yo estoy dispuesto a emplear fuerzas era con el fin de preservar las nobles artes que enseñaban hombres como Estéfanos.

Roma no paga traidores.

CAPITULO 1

Era un chico que se llamaba Manío, que se quería casar con una chica que se llamaba Claudia. Llevaban enamorados desde los nueve años y se querían casar, pero Claudia no quería tener hijos hasta los veinte años, y ahora tenía solamente dieciocho.

Fijaron la fecha de la boda en el mes de abril y el lugar elegido fue Pompeya, que es la misma ciudad en la que se conocieron. Se casaron y firmaron el contrato de matrimonio, delante de diez testigos. Invitaron a mucha gente y cuando termino la celebración fueron a casa de Manío, con acompañamiento de los invitados, después de catorce horas se
quedaron ellos dos solos en su casa.