jueves, 8 de diciembre de 2016

Roma no paga traidores.

CAPITULO 1

Era un chico que se llamaba Manío, que se quería casar con una chica que se llamaba Claudia. Llevaban enamorados desde los nueve años y se querían casar, pero Claudia no quería tener hijos hasta los veinte años, y ahora tenía solamente dieciocho.

Fijaron la fecha de la boda en el mes de abril y el lugar elegido fue Pompeya, que es la misma ciudad en la que se conocieron. Se casaron y firmaron el contrato de matrimonio, delante de diez testigos. Invitaron a mucha gente y cuando termino la celebración fueron a casa de Manío, con acompañamiento de los invitados, después de catorce horas se
quedaron ellos dos solos en su casa.